Conozca más sobre esta alternativa que ofrece compartir, sin riesgo, información sobre sus finanzas y recibir asesoría profesional en pro de sus objetivos.
Manejar dinero no es tarea fácil. Todos conocemos la sensación: entre más cuentas bancarias, tarjetas de crédito, débito y obligaciones, más complicado se vuelve tener control sobre él. De hecho, si comparamos la liquidez con la de un par de años atrás, esta parece cada vez menor aunque los ingresos permanezcan iguales o incluso aumenten.
¿Y si fuera posible pedir asesoría? Imagina poder compartir la información de tus obligaciones, tus cuentas y tus ingresos (sin poner en riesgo tu dinero) con una firma reconocida y comenzar a recibir sugerencias de expertos que te ayuden a aprovechar mejor las oportunidades del mercado y a evitar gastos innecesarios.
¿Qué tal si además, con un par de clicks, pudieras ver cuáles son las tasas más competitivas en el mercado para salir de esas deudas de tarjeta de crédito, o para acceder a un préstamo de vivienda o estudio en cuestión de horas en vez de semanas?
Existen varios factores: seguridad, tecnología, el marco legal y, sobretodo, los incentivos.
La seguridad es sin duda el argumento más influyente. El elemento clave para que la banca abierta exista es la confianza. El usuario va a compartir su información financiera y es primordial que esté protegida. Dado que los tipos de fraude financiero en Latinoamérica se ha disparado, la seguridad se convierte en un desafío.
La tecnología es un obstáculo, aunque bastante superable. La banca abierta implica que grandes cantidades de información de diversas entidades estén disponibles y sean compatibles entre diversos sistemas. Para conseguirlo, dichas entidades deben contar con APIs (interfaces de programación de aplicaciones, por sus siglas en inglés) que básicamente permiten que otros sistemas con autorización accedan de forma segura a la información que tienen almacenada.
La legislación es otro problema. En Latinoamérica no está al día en toda la región. Actualmente, no existe un marco legal para la banca abierta porque los gobiernos se mueven lentamente y, más aún, en relación con el sector fintech. La buena noticia es que existen avances fuertes en Brasil y también en México. En este último, recientemente se aprobó la llamada Ley Fintech, que obliga a las instituciones financieras a establecer interfaces de programación de aplicaciones informáticas estandarizadas que posibiliten la conectividad y acceso de terceros a la información de sus clientes.
Finalmente llegamos a la razón principal por la cual el proyecto de banca abierta no es una realidad en Colombia y Latinoamérica:
De hecho tienen un incentivo perverso para no avanzar el proyecto o detenerlo por el tiempo que sea posible. ¿Por qué? Adquirir un cliente es difícil, y fidelizarlo aún más. Con banca abierta el riesgo de que un cliente se vaya con otro es mayor ya que esto reduce las barreras de entrada y abre las puertas, literalmente, a que otros jugadores como fintechs, neobancos y hasta retailers vayan por sus usuarios. ¡Ojo! Aquí no se debe juzgar a la banca o tildar de malos actores per se. Pónganse en sus zapatos: la gran mayoría de emprendedores, al enfrentarse a la decisión de perder clientes si se actúa, o mantenerlos si no se hace nada, estaríamos quieticos por el tiempo que sea posible.
El problema es que la falta de acción hace daño al cliente. Este recibiría productos diversos, educación financiera, mejores tasas en créditos. Además, aumenta el dinamismo del ecosistema fintech porque beneficia al pequeño y ágil startup. Basta con preguntar a fundadoras de fintech sobre cómo ven la legislación y la respuesta es unánime: “NO PUEDO ESPERAR”.
En un mundo donde este cambio es inevitable, los expertos en la industria entienden el reto como un riesgo calculado
“El modelo de banca abierta ofrece a los bancos la oportunidad de mantener e incrementar su base de clientes mediante la incorporación de diversidad de servicios de terceros con los que personalizar y hacer única su propuesta de valor”, dice Anirban Bose, responsable mundial de banca y mercados de capital de la consultora de tecnología Capgemini.
“Los bancos que no aborden la tendencia open banking de manera estratégica y no se posicionen corren el peligro de perder su papel de intermediarios con el cliente” Así que ojo, que camarón que se duerme…
Me atrevo a concluir haciendo una predicción obvia, otra probable, y una última sorpresiva:
La banca abierta es inevitable, y apuesto que varios equipos en este momento lo están haciendo una realidad aún con los problemas planteados anteriormente.
Pronto saldrán a la luz excelentes equipos que crearán la tecnología donde podremos compartir nuestra información financiera libremente y sin riesgo.
Predigo además, que las grandes instituciones financieras colombianas y latinoamericanas, entienden que es una fuerza que no va a parar y, como dice el dicho, ‘si no puedes vencerlo, únete’. Su mejor estrategia será que uno o varios bancos unan sus fuerzas con startups veloces para hacer este proyecto una realidad.
Arranca la competencia, y entre las empresas, que gane la mejor. Para el consumidor la conclusión es definitiva, ya ganó.