Felicitaciones, decidiste vencer el miedo y lanzarte al mundo del emprendimiento. ¿No? Bueno, quizás apenas lo estás considerando. En ambos casos, la información a continuación te podrá ayudar a responder la temida pregunta: ¿Qué debo hacer para conseguir el dinero necesario para financiar mi operación y no cerrar la empresa?
Este sencillo paso a paso tiene como propósito desmitificar y simplificar el proceso de consecución de fondos para tu negocio:
Querido emprendedor y lector, no es en vano que éste sea el primer paso. Rodearte de personas preparadas y comprometidas para ejecutar tu visión, es un must y no se le puede poner un precio. Las ideas de negocio vienen y van, pero tener un equipo organizado en el organigrama de una startup, que se asegure que cada centavo se invierta en el esfuerzo correcto, es casi tan importante como obtener el dinero.
Adicionalmente, debes asegurarte de tener apoyo legal a quien puedas confiarle los detalles de tu operación y que utilice una lupa para revisar la letra pequeña y evitar entregar tu alma al diablo.
Suponiendo que ya metiste la mano al bolsillo de papá y mamá, vaciaste tu cuenta de ahorros y la alcancía de tus amistades, la inversión que requieres dependerá de la etapa en la que se encuentre tu negocio.
Si tu negocio es aún un bebé, necesitarás dinero semilla o grants de entidades como Innpulsa. Si ese bebé está empezando a caminar, quizás haga sentido acercarse a aceleradoras o innovation hubs como Y Combinator o Plug and Play, donde la inversión viene acompañada de recursos adicionales (no monetarios) como acceso a una amplia red de expertos, coaching y demás. O también puedes pensar en una economía colaborativa o gig economy.
Si por el contrario tu negocio ya camina y lo que deseas es ponerlo a marchar sobre ruedas, es hora de buscar inversión de mayor calibre. En esta etapa, y dependiendo de la cantidad dinero que necesites, hay recursos en varios formatos:
No vale la pena ni el estrés esperar hasta que tu negocio esté derrumbándose para extender la mano y esperar que alguien te la agarre. El peor momento para buscar financiación es quizás ése, cuándo las cosas no van bien. El mejor, cuando has probado que tu producto o servicio se ajusta a las necesidades del mercado y que la demanda es real.
En el primer caso, te encuentras en una posición vulnerable en la que dirías que sí a un mal deal porque cualquier dos pesos te parecerán una fuente inagotable de recursos. En el segundo caso, habrá más interesados en arriesgar su dinero en ti, podrás utilizar tu ventaja competitiva como arma de negociación y no entregarás a cambio todos los frutos de tu esfuerzo.
Antes de cualquier acercamiento a futuros inversionistas es muy importante tener claras dos cosas. La primera, tu petición o ask. ¿Cuál es la suma de dinero (o demás recursos) que deseo pedir? El inversionista querrá saber exactamente el valor del cheque que debe firmar, no solo dónde depositarlo o quién es el personaje que va a endosarlo.
La segunda, tu plan de negocio y de expansión. No basta con tener clara la cifra a solicitar, es indispensable demostrar que hiciste bien la tarea para llegar a esa cifra y que sabes en qué se utilizará cada peso de tu petición. Éste es el momento para mostrar todas las proyecciones y futuros planes de tu negocio. Recuerda algo, son pocos los inversionistas cortoplacistas. Aún si van a invertir en etapas preliminares de tu startup, esperan que tu tengas claro el largo plazo del negocio también.
Ningún recurso de terceros es gratis. Por tal motivo, debes definir los sacrificios que estás dispuesto a hacer sobre el futuro de tu negocio. Debes analizar quién se sentará contigo del otro lado de la mesa y hasta qué punto estás dispuesto a ceder control o participación de tu compañía. Para esto, reiteramos la importancia de los puntos 1 y 3. Debes tener jugadores en tu equipo a quién no dudes en pasarles el balón e inversionistas que sepan pitar el juego.
Ahora que ya cubrimos las que creemos que son las bases principales para solicitar recursos para tu startup, te abrimos el camino para que vayas por tu dinero. ¿Qué estás esperando?