Digitalización financiera en México: oportunidades y desafíos para la inclusión financiera

En este artículo encontrarás:

México enfrenta un contraste marcado en materia financiera: por un lado, es la segunda economía más grande de Latinoamérica; por otro, gran parte de su población permanece excluida de los servicios financieros formales. 

¿Con quién estás haciendo negocios? Es la pregunta que todas las empresas se hacen en este mercado cambiante y tecnológico. 

Según el Banco Mundial, solo 49% de los adultos en México posee una cuenta bancaria (o medio de pago móvil), muy por debajo del 71% promedio de países similares. Además,  el 90.1% de los pagos de 500 pesos o menos se hacen en efectivo y para montos mayores a 500 pesos, cerca del 78.7%

Esta alta dependencia del efectivo refleja retos históricos, pero también presenta una enorme oportunidad: la digitalización financiera puede llevar servicios bancarios modernos a segmentos antes desatendidos.

Es de eso que hablaré hoy, de qué implica conocer a tus clientes y sus hábitos. En este post verás:

  • Beneficios de la digitalización financiera. 
  • Desafíos para la inclusión financiera digital. 
  • Comparativa regional – el caso de Brasil. 
  • Oportunidades y propuestas de mejora. 
  • México digital: inclusión que sí transforma

Beneficios de la digitalización financiera

La adopción de canales y herramientas digitales en servicios financieros conlleva múltiples ventajas que pueden impulsar la inclusión financiera en México:

Mayor eficiencia y alcance

Las transacciones digitales (pagos móviles, transferencias electrónicas, billeteras digitales) ocurren en tiempo real y a cualquier hora, eliminando las limitaciones de horario y distancia de las sucursales físicas. 

Esto permite que muchas personas en comunidades apartadas accedan a pagos y cobros sin viajar grandes distancias. Para las instituciones, digitalizar procesos reduce trámites en papel y automatiza operaciones, agilizando la atención a clientes.

Un ejemplo regional exitoso es el sistema Pix en Brasil, que ofrece pagos instantáneos de bajo costo a millones de usuarios, demostrando cómo la tecnología puede extender servicios financieros de forma rápida y económica

México, al potenciar sus sistemas como CoDi, podría lograr eficiencias semejantes.

Seguridad y transparencia

Pasar del efectivo a medios electrónicos puede aumentar la seguridad tanto para usuarios como para el sistema en general, porque las operaciones digitales evitan que una persona cargue efectivo, mitigando riesgo de robos, y dejan trazabilidad, dificultando actividades ilícitas y facilitando auditorías.

En México, los pagos digitales también abrirían la puerta a historiales financieros para personas sin crédito previo, permitiéndoles acceder a préstamos o seguros al contar con registros de ingresos/gastos.

Reducción de costos y comisiones

La digitalización bien implementada tiende a bajar los costos operativos de los servicios financieros. 

Mantener una red de sucursales físicas y manejar efectivo es caro; en cambio, las plataformas digitales, aunque requieren inversión tecnológica, permiten escalar servicios a millones de usuarios con costos marginales bajos. 

Para los clientes, esto debiera traducirse en comisiones más accesibles. Por ejemplo, enviar dinero o pagar servicios vía móvil suele ser más barato que hacerlo por ventanilla. 

En la medida en que más instituciones compitan digitalmente (fintechs, neobancos), las tarifas bajan y el cliente se beneficia. Además, la digitalización habilita modelos de negocio de muy bajo costo unitario, como micropagos o microseguros, que serían inviables con infraestructura tradicional.

Desafíos para la inclusión financiera digital

Pese a los beneficios, México enfrenta obstáculos importantes para lograr que la digitalización se traduzca en inclusión amplia:

Brecha de conectividad y dispositivos

Una gran porción de la población aún no cuenta con acceso confiable a internet o a un teléfono inteligente. Ya sea por limitaciones de infraestructura (comunidades rurales sin cobertura 4G) o por motivos económicos, la falta de conectividad limita el alcance de las soluciones financieras digitales. 

La lógica es ineludible, si el usuario no puede conectarse o no tiene un dispositivo adecuado, no importan las aplicaciones disponibles. 

La digitalización debe venir acompañada de políticas para expandir la cobertura de internet asequible y programas de acceso a smartphones básicos, o alternativamente, aprovechar tecnologías disponibles (como mensajes SMS o corresponsales bancarios) para integrar a quienes aún están desconectados.

Regulación y desarrollo institucional

México dio un paso importante con la Ley Fintech de 2018, creando un marco para instituciones de pago electrónico, crowdfunding y modelos novedosos (sandbox regulatorio). 

Sin embargo, persisten desafíos regulatorios. Por ejemplo, 6 años después de promulgada aún no se implementan plenamente las disposiciones de finanzas abiertas (Open Banking) incluidas en la ley.

La ausencia de normas secundarias claras sobre intercambio de datos financieros ha retrasado la interoperabilidad entre bancos y fintechs. 

Otro reto es la velocidad de autorización para nuevas entidades en el sandbox, ya que muchos emprendedores fintech, señalan que los procesos pueden ser lentos o poco flexibles, desincentivando la innovación. 

Encontrar ese punto medio es clave. En resumen, México requiere fortalecer su marco regulatorio para la era digital – agilizándolo y haciéndolo más inclusivo – de modo que la innovación financiera prospere bajo reglas claras.

Fraude digital y desconfianza del usuario

El aumento de transacciones en línea trae consigo mayores riesgos de ciberfraude (phishing, malware, robo de identidad en plataformas financieras). Muchos mexicanos mencionan el temor al fraude o la falta de confianza en las instituciones como razón para no usar la banca digital. 

De hecho, el 40% de los adultos no bancarizados citan falta de confianza en las instituciones financieras como motivo de exclusión​. Casos sonados de fraudes electrónicos o vulneraciones de seguridad pueden frenar la adopción si no se gestionan adecuadamente. 

Para convertir a más usuarios al ecosistema digital, las instituciones deben invertir en seguridad informática robusta y educación financiera. Esto implica: 

  • Autenticación de usuarios mediante factores múltiples.
  • Monitoreo de transacciones sospechosas.
  • Encriptación fuerte de datos.
  • Campañas pedagógicas para que la gente identifique y evite trampas comunes (ligas fraudulentas, llamadas que piden contraseñas, etc.). 

Construir confianza es un proceso lento, pero esencial: si los nuevos usuarios perciben que su dinero está seguro en medios digitales, estarán más dispuestos a abandonar el efectivo.

Comparativa regional – el caso de Brasil

Para dimensionar las oportunidades, vale la pena contrastar con Brasil, país que en los últimos años ha logrado avances notables en inclusión financiera a través de la digitalización. Brasil cuenta con un 84% de adultos con cuenta bancaria​, muy por encima del 49% de México, resultado de políticas agresivas de inclusión y adopción masiva de pagos electrónicos. 

Un factor decisivo fue la introducción de Pix, el sistema de pagos instantáneos lanzado por el Banco Central de Brasil en 2020 que se integró rápidamente en la vida cotidiana brasileña: en apenas dos años superó las expectativas de uso y se convirtió en un pilar de inclusión financiera, al permitir transferencias gratuitas e inmediatas entre personas y comercios, 24/7.

Adicionalmente, implementó tempranamente su marco de open banking, obligando a los grandes bancos a abrir APIs para que fintechs y nuevos entrantes ofrecieran servicios sobre la infraestructura bancaria, fomentando la interoperabilidad y competencia.

En contraste, México ha avanzado más lento. Si bien Banxico lanzó CoDi (plataforma de pagos digitales a través del SPEI) en 2019, su adopción ha sido modesta en comparación con Pix, en parte por limitada promoción y fricciones de experiencia de usuario. 

Asimismo, las reglas de interoperabilidad e intercambio de datos (open banking) no han entrado en vigor, lo que mantiene a muchos servicios financieros fragmentados y poco conectados entre sí. 

No obstante, México muestra progresos: proliferan las fintech de pagos y neobancos que ofrecen billeteras digitales fáciles de usar; el uso de banca móvil tradicional ha crecido, y autoridades como la CNBV han autorizado a más de 50 instituciones bajo la Ley Fintech. 

El país también está implementando biometría en la banca: desde 2019 se exige a bancos recopilar datos biométricos (huella, rostro) de clientes al abrir cuentas, para verificar su identidad contra la base del INE. 

Esta medida de seguridad, bien aplicada, puede simultáneamente facilitar la inclusión, ya que una persona puede identificarse con su huella digital aunque no tenga otros documentos en orden, reduciendo las barreras de entrada.

Oportunidades y propuestas de mejora

A la luz de lo anterior, existen varias iniciativas y cambios que México podría impulsar para aprovechar al máximo la digitalización financiera como motor de inclusión:

Impulsar un sandbox regulatorio efectivo

Continuar apoyando y agilizando el sandbox de innovación financiera, de modo que startups y bancos prueben nuevos modelos (por ejemplo, crédito alternativo basado en datos no tradicionales, monedas digitales locales, etc.) bajo supervisión flexible.

Un sandbox más dinámico permitiría ajustar regulaciones observando resultados en un entorno controlado, incorporando más rápido servicios que demuestren impacto positivo en inclusión.

Fomentar la interoperabilidad y pagos instantáneos

Esto implica campañas masivas de difusión, incentivos a negocios para que acepten pagos digitales (reducción de comisiones, por ejemplo) y posiblemente hacer obligatoria la aceptación de transferencias rápidas en comercios formales. 

La interoperabilidad también abarca facilitar que fintechs se conecten con la infraestructura bancaria: un marco de open banking bien implementado permitiría que terceros ofrezcan servicios sobre cuentas bancarias existentes, generando mayor competencia y opciones para usuarios. 

Usar la biometría y datos digitales para KYC inclusivo

Aprovechar las herramientas de identificación digital para incorporar población históricamente excluida

México tiene la ventaja de contar con la CURP (clave única) y padrones biométricos (INE) bastante extendidos; conectar estos sistemas con proveedores financieros puede simplificar la apertura de cuentas a distancia. 

La CNBV y otros organismos podrían emitir regulaciones que reconozcan oficialmente estos mecanismos alternativos de evaluación y verificación, integrándolos al sistema financiero formal.

México digital: inclusión que sí transforma

La inclusión financiera digital avanza, pero acelerar su impacto exige reglas modernas, productos accesibles y visión compartida entre gobierno, banca y fintechs.

Con innovación regulatoria y soluciones centradas en el usuario, México puede cerrar la brecha y poner lo digital al servicio de todos.

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